¡Todo va bien! …¿no?

¡Todo va bien! …¿no?

27/04/2016

Estamos rodeados de frases motivadoras y optimistas. Están por todas partes: en el autobús de camino al trabajo, en el gimnasio, en los mensajes del whatsapp… ¡hasta la taza del desayuno parece darnos lecciones de optimismo! “Fuera dramas, que hay que estar alegre”. Bueno, mientras nos sirvan para disfrutar más de nuestra vida y recordarnos lo que de verdad importa, bienvenidas sean.

Sin embargo, también es bueno recordar que no sólo de alegría y euforia vive el ser humano.  Contamos con una enorme riqueza emocional que se ha mantenido con nosotros a lo largo de años de existencia haciendo de su valor adaptativo algo indudable.  Así, la sorpresa y la gratitud son emociones tan naturales al ser humano como la tristeza y el miedo. Es cierto que estas últimas son emociones difíciles que, en ocasiones, nos paralizan y no nos permiten seguir adelante. Sin embargo, al igual que el dolor físico, el dolor emocional también intenta transmitirnos algo. Quizás, en algunos momentos, no necesitamos seguir adelante a toda costa, sino parar, observar, sentir y escuchar qué nos dice nuestro cuerpo. De otro modo, es posible que acabe gritando todo lo que la boca calla.

Jon Kabat – Zinn, profesor en Medicina y creador de técnicas de reducción del estrés mediante la atención plena (mindfulness) asegura que “A veces tenemos que cuidar de esa parte nuestra que sufre como si fuese nuestra propia hija. ¿Por qué no mostrar compasión, amabilidad y simpatía hacia nuestro propio ser, incluso cuando nos abrimos de lleno al dolor?”

Buscar la satisfacción y la felicidad no debe hacernos pensar que somos incompetentes y fracasados cuando nos asaltan la tristeza y el miedo. La felicidad no necesariamente está ligada a una alegría desbordante, sino a un sentimiento de unidad, satisfacción y serenidad, propio de quien ha volado entre las nubes y nadado entre el lodo, descubriendo, al final, la virtud del equilibrio.

 

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